He decidido que el dolor ardiente, abrasivo e inevitable es el peor. Ese dolor llega cuando por fin comienzas a relajarte, cuando por fin respiras, pensando que algunos problemas son cosas del ayer, cuando en realidad son partes de hoy, de mañana y de todos los días después de mañana. Ese dolor llega cuando has puesto todas tus esperanzas en algo, en alguien, y éste te traiciona tan completa e inesperadamente que el dolor te machaca y te sientes como si casi no pudieras respirar, apenas aferrada a esa pequeña fracción de lo que sea que quede en tu interior y que te suplica que sigas adelante, que no te rindas.
-Tessa, After 3-
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